¿Qué es el Yin Yoga?

En un mundo donde todo va demasiado rápido, el Yin Yoga es un verdadero elogio de la lentitud. Una mezcla entre las tradiciones india y china, ofrece una práctica suave, pero que también puede ayudarte a ampliar tu zona de confort.

Definición de Yin Yoga

Al contrario de lo que podría pensarse, el Yin Yoga es reciente ya que surgió en los años 1990 . Por supuesto, sus enseñanzas se basan en el yoga indio, pero también en el taoísmo y la medicina china. De este último toma prestados los principios de los meridianos, que estimula mediante determinadas posturas. La práctica es suave y poco rítmica: el yogui permanece en cada asana durante varios minutos. Esta lentitud le valió el nombre de “Yin” (vinculado a la inmovilidad), en contraposición a “Yang” (la energía de la acción).

¿Cuáles son los beneficios del Yin Yoga?

El tiempo dedicado a cada postura permite trabajar los tejidos conectivos (tendones, ligamentos, fascias) y restaurar su elasticidad. También es una buena manera de mejorar la flexibilidad y la flexibilidad . La estimulación de los meridianos, que conectan los órganos entre sí, favorece su salud y el funcionamiento de los sistemas digestivo e inmunológico. Cada sesión se practica con calma y a su propio ritmo. Esto ayuda a activar el sistema parasimpático, responsable de liberar la tensión muscular. Al mismo tiempo, la práctica inhibe el sistema simpático, responsable del estrés. ¡Una práctica perfecta para quienes tienen dificultades para dejar de pensar!

¿Quién puede practicar Yin Yoga?

En principio, el Yin Yoga no requiere ningún nivel de práctica . El profesor te ofrecerá opciones para cada asana. Es muy habitual utilizar complementos (almohada, correa, etc.) para resultar cómodo y durar varios minutos. A menudo el desafío es permanecer quieto en posturas incómodas. Pero si puedes hacer esto, podrás alcanzar un estado de meditación profundo y placentero.

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Aquí tienes algunas posturas perfectas para empezar, que debes mantener durante 3 a 5 minutos:

1. postura del niño
2. la rana
3. El giro en la espalda